(No es de mi autoria, fue hecha para Abril{As} De su Amo AS, Con mucho respeto la subo para que muchos aprecien y admiren tan bella relacion )

Rememoro en mi mente ahora, varias palabras sin gastar dichas hace ya unos cuantos meses… Era un poema en prosa: “El Velero”… No estaba dirigido a tí; pero ya entonces hablaba de ti abril, de ti que venías, emergiendo del mar, a mi encuentro; de ti que rompiendo la calma de las aguas unías al líquido mar el líquido que recorría tu cuerpo, perlas de agua titilando ante los rayos de sol poniente… Entonces hablaba de anteriores sones profundos de una imaginaria campana, y hablaba de los pequeños sones, de los leves soplos, de los aleteos de las mariposas, que arrancaban tenues tañidos a aquella campana… y también de las mariposas revoloteando, y las estrellas repiqueteando, en una mezcla de fantasía y realidad.
Entonces ya lo dije, buscaba, en cierta tristeza y soledad que entonces me embargaba y que nunca ha dejado de ser una parte de mí: esos leves sonidos, esas tenues alegrías que se empezaron a despertar con tu presencia… Porque entonces apareciste, bravía e incluso insolente, te entregabas como sumisa, pero con una rebeldía latente que aún refulge en tus ojos de mujer fuerte nacida del mar… Ojos acostumbrados entonces y aún ahora a mirar de frente y a no someter jamás ese receptáculo íntimo que tienes en tu interior, último altar aún incólume… y que sin embargo, también me has entregado como tantas cosas… pero sólo a MI, porque en ti sigue siendo un reducto virgen donde aún mora el alma de lo que eres, la esencia de tu fuerza y entrega a la vez.
Apareciste sobre el mar, roca fuerte, tentando mi afán de Dominación y me impeliste a forzarte: te convertiste en isla rocosa, me convertí en mar embravecido y rompí sobre ti. Me sentí fuerte y te sentí fortísima… te desgasté insistentemente… Hasta que las piedras se fragmentaron, cayendo al mar en una fina lluvia de pequeñas piedrecillas, salpicando agua, formando burbujas, creando pequeños remolinos de aire en el agua, agua en el aire, roca en el aire y en el agua, y tu y yo en ese mágico momento mezclados, ROCA y MAR, pero roca ya deshecha e incluso diluida, hecha lágrimas salobres que se confundían con el mar, y mar duro y batiente, orgulloso del avance y de haber quebrado tu entereza…
Pero… ¿Realmente te vencí?… ¿O simplemente te entregaste? ¿Merecí el DON de tu Entrega? ¿O simplemente de diste?
No lo sé, realmente; pero sí sé que en aquel momento aquellas gotas de agua, de aire, de rocas, de lágrimas… subieron en remolino hasta el cielo, transformándose nuevamente, como tantas veces que hemos sentido que nos acompañaban en nuestro Camino, en mariposas y estrellas irisdicentes… Mariposas y estrellas que no necesitaban golpear ninguna campana para emitir ningún son… simplemente, esas mismas mariposas y estrellas, eran música y luz en sí mismas.
Hemos recorrido ya un largo camino. Y sin embargo aún estamos empezando: cuando asomaste en aquella playa de mi fantasía te nombré con tu inicial: “a”, mientras buscaba que nombre darte; mientras te dirigía y veía quien eras realmente… Y así, poco después te llamé: “abril”. Me has dado como intuí entonces, innumerables pequeñas alegrías, sencillas hermosas, como repiqueteos, como temblores del aire que agitan algo mas sólido, como embates de agua que pueden ser fuertes… He visto contigo la fuerza de las pequeñas cosas, fraguándose día a día, en tu avance, en tu Entrega. Siempre nueva, siempre renovada…
Y te sigues dando, y entregando: No necesitabas ningún collar porque te pones siempre el tuyo de perra para las sesiones; te pones siempre sin quitártelo nunca el que te regalé en su día… y te falta “solo” el que da testimonio público de lo que somos… Pues bien abril hoy es tu cumpleaños: el pequeño regalo físico ya lo tienes puesto desde la víspera. El regalo desde el fondo de mí es esa especie de carta-poema abierta y pública en que soy YO quien doy testimonio del orgullo que tengo de ti. Y quiero hacerte aun un regalo: es un regalo “tramposo” porque en realidad, al dártelo eres TU quien continúa entregándose a MI: te doy mi collar virtual, sumisa… En este momento, de todos quienes me acompañan o me han acompañado, tú eres mi sumisa singular, la que da testimonio de quien es tu AMO, la que lleva orgullosa mi nombre y yo tengo el orgullo de que lo lleves… Es un regalo “tramposo”, mi sumisa; porque QUIERO que firmes con tu collar: abril{AS}, y al hacerlo, eres “mas mía” de lo que has sido nunca y soy yo más “Tu Amo” de lo que he sido también, pues quiero que aunque todos lo saben, lo sepan sin ningún género de dudas, aún los que no nos conocen: ese es el motivo de esa carta; de esa publicidad: